sábado, 30 de junio de 2012

La "victoria" de Rajoy de esta semana


Tras meses de duras noticias, nuestro Presidente, el Registrador de Santa Pola, ha pasado a ser el Cid Campeador de Santiago de Compostela. Mariano Rajoy, por fin, ha podido apuntarse un tanto en Europa, con el acuerdo de madrugada del viernes, que ha provocado una subida espectacular de la Bolsa y la bajada de la Prima de Riesgo (ésta menos brillante). Mariano se nos presentó como el que, unido al italiano Monti, ha conseguido doblegar la canciller alemana. Los bancos se podrán finaciar de Europa, del Banco Central Europea, directamente, sin pasar antes por el filtro del Estado, que tendrá que cumplir, no obstante, con los compromisos de ajuste fiscal. Eso pusieron como condición para no frenar el pacto de estímulo de 120.000 millones que habían acordado días antes, cuando ya empezaban a verle las orejas al lobo con tanto hundimiento de la economía, impuesto por Alemania.


Así que Marianco el Recorto nos hace creer que se ha llevado a la teutona al huerto. Menudo ligón está hecho. Emulando a Pepito Piscinas, que va ligándose a las turistas, sobre todo a las suecas y alemanas, que vienen de turismo, buscando sol, toros, flamenco, paellas y machos ibéticos. Y encima nos cuenta, como si estuviese con los amigotes en el bar, que le echó lo menos dos...y sin sacarla. ¡Machote! Ya le hacía falta un revulsivo, un alegrón. 


Pero que no se descuide, que el acuerdo tiene su truco. Tendremos que seguir sufriendo la "disciplina germana", que tanto nos está perjudicando. Y los beneficios no llegarán ¡hasta el año que viene! Con lo urgente que era salvar al euro...Merkel tiene problemas internos y no va a dejar que nos salgamos con la nuestra. Como la escritora Catherine Tramell, de la película Instinto Básico, la canciller teutona está enredando al supuesto astuto sabueso, nuestro ligón de película de los setenta, para prepararle una sorpresa no tan agradable como los lances de cama. ¡Cuidado, Mariano! tú tienes tijeras, pero Angela guarda un afilado picahielo. Y somos nosotros, los cálidos sureños y no el agua congelada, quienes seremos triturados. No cantes victoria, que todavía queda mucha guerra por delante.

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