viernes, 25 de marzo de 2011

Dinastías comunistas

La izquierda ha sido fundamentalmente republicana desde sus inicios en la Revolución Francesa, salvo los anarquistas, por su visión radical de la igualdad, hasta para el acceso a las más altas magistraturas del Estado. La Historia así lo ha recogido. Pero es con la aparición del Reformismo, de la Socialdemocracia, cuando la forma de gobierno (monárquica o republicana) deja de ser un asunto esencial, para convertirse en accesorio de las políticas públicas de redistribución de la riqueza o la igualdad ante la ley. Son los sectores que se alienaron con la Tercera Internacional, creada por el Partido Comunista de la Unión Soviética, los que no aceptaron este pragmatismo, envalentonados con la revolución soviética en Rusia, a la que consideraron el modelo a seguir como la mejor vía para el Socialismo.

Teóricamente todos los poderes públicos son elegibles, dejando a un lado la herencia familiar como forma de acceso a los cargos públicos. Sin embargo, tras la muerte de Lenin en la URSS, y el acceso de Stalin a la secretaría general del PCUS, se instaura el culto a la personalidad (que denunciaría Kruschef), ensalzando a los líderes atribuyéndoles cualidades sobrehumanas, y en algunos casos, hasta divinas o mágicas. Y no solo en la antigua URSS, sino también en las repúblicas (presuntas) que se instauraron en la zona de influencia soviética, tras la segunda guerra mundial, y en los otros países que fueron gobernados por partidos comunistas, aunque fuera de lo obediencia soviética (Yugoslavia, China o los países ayudados por ésta).

Tras la caída del muro de Berlín y la descomposición del imperio soviético hemos visto como los regímenes que aún se reclaman del Comunismo evolucionan a políticas alejadas de la antigua doctrina revolucionaria inspirada por Lenin. China, por ejemplo, es una dictadura de partido único con un régimen prácticamente liberal en lo económico. Vietnam, igual. Como reductos intransigentes, defensores del antiguo régimen "popular", quedan Corea del Norte y Cuba, pues  incluso los países árabes que se situaron en la esfera soviética han terminado degenerando en dictaduras "cuasi-islamistas". Curiosamente en estos dos países los dos líderes revolucionarios han dejado el poder en manos de "parientes". Fidel Castro, al caer enfermo, dejó el poder a su hermano Raúl. Y al morir el fundador de Corea del Norte, Kinm Il Sung, fue su hijo, Kim Jong Il, el que le sucedió en el gobierno coreano, que además a designado a un hijo suyo como sucesor, Kim Jong Un. Es decir, estos "puros comunistas" se han vuelto monárquicos en la práctica, formando dinastías familiares gobernantes.

Curiosamente en la antigua Unión Soviética esto no pudo ocurrir, porque Lenin no tuvo hijos. Sí tuvo hermanos, uno mayor, Aleksander, que murió fusilado por revolucionario, y el menor, Dimitri. La hija de éste, Olga Ulianova, el último familiar vivo, ha muerto ahora. Así que no es posible seguir la "dinastía". No fueron sus familiares poderosos, ya que el mismo Stalin se encargó de hacerse fuerte, relegando a Lenin a mero "santo" del nuevo credo revolucionario. Ahora que desaparece el último heredero de sangre del creador de la URSS tampoco sería posible, además, y sobre todo, porque los seguidores de su doctrina política son minoría en la Rusia actual. 


Si alguna estatua queda todavía en pie, seguro que la veremos como la de la imagen, ahogando sus penas tras la desaparición definitiva de sus familiares. Descansen en paz.

7 comentarios:

Euphorbia dijo...

Está en la naturaleza de cualquier dictador el aferrarse al poder con uñas y dientes y el perpetuarse de la mano de algún pariente que herede lo que él cree que es su posesión. Dudo que tenga mucha importancia si el origen de su megalomanía es fascista o comunista.

¿La revolución francesa de izquierdas?

EL QUINTO FORAJIDO dijo...

La acumulación de poderes siempre nos lleva al gobierno de los tiranos, parece que es condición humana o social.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Euphorbia, no digo que la revolución francesa fuese de izquierda, fue una revolución contra el feudalismo. Es en esta revolución cuando aparecen los conceptos izquierda y derecha, al sentarse en la Asamblea Nacional, que sustituye a los Estados Generales convocados por el rey, los diversos bandos, para agruparse por ideas. En la derecha de los escaños se sentaron los representantes monárquicos del antiguo régimen y los republicanos burgueses moderados. A la izquierda los jacobinos y representantes de las clases populares, partidarias del sufragio universal y los cambios más radicales y la abolición de la monarquía. De ahí surgió la distinción que todavía pervive, a duras penas, por cierto.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Quinto Forajido, hay una tendencia natural, o más bien lógica, a que el poder acumule prerrogativas y se haga exclusivo. Mandar unos sobre otros supone esta exclusividad. De ahí el gran descubrimiento liberal y democrático de la separación de poderes, controlándose los unos a los otros, y el sometimiento general a la ley, para que no haya privilegios que traigan abusos con ese poder. Un descubrimiento basado en la razón, no en el instinto o la ambición.

Eso implica también, llevando el razonamiento hasta el último extremo, que la limitación del poder se aplique eligiendo al mandatario, no permitiendo que el poder se herede. Esto último, la herencia familiar, es el fundamento de la monarquía, en sentido racional, no con los fundamentos míticos y religiosos con que siempre han querido adornarla sus partidarios, para impedir toda discusión o cuestionamiento racional.

Anónimo dijo...

Lo que está claro es que el dinero te trastorna, y claro, como han dicho antes, el poder no se quiere dejar luego ni muerto.
Al final los extremos se tocan. Caen en los mismos errores.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Efectivamente, Alfonso, los extremos se tocan: el poder es el poder.Y tiene una fuerza que nadie (o casi nadie) puede resistir, cuando se prueba a ejercerlo.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

María, la clave de ese fracaso es que lo que hemos llamado comunismo era al régimen de partido único con economía centralizada y planificada que implantaron los partidos que se llamaron a sí mismos "comunistas", para diferenciarse de los socialistas o socialdemócratas. El comunismo que persiguieron Marx, Engels y los obreros de la primera internacional era otra cosa y nunca se ha puesto en práctica.

Buen fin de semana.