sábado, 15 de agosto de 2009

La tortilla de patatas

Mi hermano Roberto, de pequeño, decía que “el hombre más inteligente del mundo fue el que inventó la cama y la tortilla de patatas”. No hay que ser un lince para comprender semejante pensamiento hedonista. La cama, como el lugar ideal para permanecer descansando. La tortilla, ese manjar increíblemente exquisito, por su sencillez de ingredientes, que tiene tantos seguidores. Estoy de acuerdo, a pesar de que también sea el motivo de discrepancia entre muchos de sus admiradores, por sus diferentes variedades. Pero, hoy me refiero, al hacer este pequeño homenaje, a la tortilla tradicional, la básica, la de papas, la tortilla española.

Curiosas las denominaciones. Llamamos tortilla francesa a la tortilla hecha con huevo batido, preparada en una sartén con aceite o mantequilla. Sin embargo no es de origen francés, sino español y nació durante la Guerra de la Independencia, por la escasez de alimentos, pero por ironía se le colocó el adjetivo “francesa”, en venganza a las agresiones del ejército napoleónico. La tortilla española es la que se hace con huevo, sal, aceite y patatas, y todos sabemos que la patata o papa es un producto importado en su origen de América, como otros productos de allí, que ahora forman parte esencial de la llamada cocina mediterránea, por ejemplo, el tomate o el pimiento.. Es más, la palabra “tortilla” la copian de las que hacían de maíz en América central. La patata se usó al principio en Europa como planta ornamental, hasta que las carencias obligaron a usarla para la alimentación, sobre todo de enfermos y pobres. Y hoy día es un producto fundamental que se extendió en la cocina, sobre todo en el siglo XX.

Receta:

  • Mientras ponemos abundante aceite de oliva a la sartén iremos cortando las patatas o papas a trocitos bien finos.

  • Las pondremos en la sartén cuando el aceite esté bien caliente (nunca debe humear).

  • Añadiremos un poco de sal y cuando estén (no fritas, para que quede jugosa) las sacamos y escurrimos. Se puede utilizar un papel de cocina o un colador.

  • Batimos bien los huevos, con una pizca de sal, añadimos las patatas ya fritas y mezclamos bien.

  • Retiramos el aceite sobrante de la sartén (se puede reutilizar una segunda vez) y la volvemos a poner al fuego (normalmente solo con la fina capita de aceite que ha quedado en la sartén suele ser suficiente). En caso de que la sartén sea vieja hay que poner más aceite, un chorrito, ya que sino tiende a engancharse la tortilla de patatas.

  • Cuando la sartén este bien caliente echamos la mezcla de huevo y patatas.

  • En el momento que vemos que ya está hecha o cuajada, por debajo, le daremos la vuelta con un plato plano o una tapadera. Ese es el punto clave ya que si no tenemos práctica puede terminar la tortilla de patatas en el suelo.

  • Podemos darle un par de vueltas hasta que quede bien hecha por ambos lados.

Variedades hay muchas, tantas que periódicamente vemos discusiones en los medios de comunicación sobre cual es la mejor tortilla de patatas (sobre todo en verano, que hay menos noticias). Hay quienes la prefieren también con cebolla (a mí no me gusta), o le echan pimientos, chorizo, atún, queso, panceta, jamón, otras verduras....Se come caliente o fría, sola o acompañada de alguna salsa (mayonesa, ali oli...). Hasta como tapa, el famoso pincho de tortilla, o en bocadillo (ideal en nuestra infancia para ir de excursión). Vamos que es más apañada que un jarrillo de lata.

Me encanta este plato, pero no soy bueno haciéndola. Lo siento, por eso he escogido la receta de un profesional de la salud. A mi señora le salen muy bien. Hoy le he ayudado a hacerla, ella usa una “mandolina” de esas que se emplean en cocina para cortar en pequeños trozos verduras o patatas (así salen los trozos de papa más pequeños y se mezclan mejor) y la fríe a fuego muy lento. Porque sí, nadie negará que es un plato muy saludable. Sobre todo si hacemos caso a mi hermano y lo acompañamos luego de un buen descanso. Mi conclusión es que mi hermano tenía razón y habría que hacer una minuciosa investigación para averiguar quién fue ese hombre tan inteligente, tan sabio, aunque sean varios. Se merece un premio. Buen provecho y descansen luego.


3 comentarios:

Adrian Vogel dijo...

Hace unos años descubrí en el Chavi (un bar de Pozuelo) la toritilla rellena. Para definirla simplifico diciendo que es una especie de bocata donde la tortilla de patatas paisana hace de pan y la chicha es a base de pimientos fritos. Tan deliciosa como difícil de comer sin pringarse.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

Otra manera, Adrian. Vemos como con la tortilla se pueden hacer muchas cosas. Por cierto eso que cuentas me ha recordado la feria, que pronto empieza la de agosto en Palma. Uno de los bocados típicos en las casetas a medio día, sobre todo, es la tortilla de papas y los pimientos fritos, aunque por lo general, por separado.

Aprovecho el comentario para informar que las tortillas de ayer fueron un exitazo rotundo en la velada nocturna. Alguien se acordó de una taberna cordobesa especialista en tortilla de patatas, la de Santos, en la judería, junto a la mezquita, que sigue abierta aunque su dueño no trabaje ya, solo supervise. Más de una "cena" de estudiante se resolvió con una caña y un buen pincho (de una cuarta de grosor) de este bar. Y se acordaron porque además coincide el apellido con el de Anamari (aunque no sean parientes). Felicito a mi señora por el magnífico obsequio culinario de anoche.

Francisco Javier Domínguez Peso dijo...

De lujo, MARÍA, comida de lujo, sin duda. Y para mí más, que la como poco.

Besos