viernes, 30 de enero de 2009

Vuelven los conspiranoicos

Con motivo de la querella presentada contra el ex ministro de Defensa Benjamín Ben-Eliezer y a seis militares israelíes por un delito contra la humanidad por un ataque en la franja de Gaza el 22 de julio de 2002 en el que murieron un presunto líder de Hamás y catorce civiles, aceptada por la Audiencia Nacional, de cuya valoración me ocuparé en otro artículo, la derechona ha vuelto a resucitar la teoría de la conspiración del 11M y ETA. Así lo insinúa un confidencial donde se revela que el abogado que presentó la acción en nombre del Centro Palestino para los Derechos Humanos, fue condenado por colaboración con ETA, en el secuestro del empresario Emiliano Revilla. Y…¡albricias!, también fue acusación particular en nombre de dos víctimas de aquel brutal atentado por el que al final fueron condenados islamistas, con vínculos, además, con letrados que trabajaban para la Asociación de Afectados por el 11-M, asociación dirigida por Pilar Manjón (¡otra coincidencia!, los “rojos” que querían ocultar la relación con ETA, para favorecer a ZP). Y si a eso sumamos, como denuncia el confidencial, que este abogado escribe en el diario Público, propiedad de un amigo de Zapatero, el círculo quedaría cerrado: “los terroristas amigos de ZP hicieron el atentado del 11M, en colaboración con ETA, usando islamistas a los que ahora se defiende presentando querellas contra Israel, que acepta la Audiencia Nacional, la cual no investigó la trama real”. Seguro que este u otro similar será el razonamiento que querrán sostener, para seguir alimentando de odio a la tropa ultra, tan en horas bajas últimamente con los varapalos judiciales y sus líos internos de espionaje y corrupción, como hemos sabido hoy.

Ya solo falta que otro insigne ex terrorista, el fundador de los GRAPO, reconvertido en el “historiador” preferido de la caverna ultra, Pío Moa, nos lo explique en su blog del digital de Losantos, clamando contra estos terroristas que difunden su doctrina anticristiana y antiespañola, en la prensa enemiga. ¡Ojú, que locura!

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